L y M querían construir su nuevo hogar en Onil. Un sueño que venía con un único (pero importantísimo) condicionante: un presupuesto muy ajustado. Un condicionante que lejos de ser un desafío se convirtió en un punto de partida estupendo para que pudiéramos replantearnos cuáles eran los condicionantes mínimos que debía cumplir la propuesta para poder llevarla a cabo en la realidad. El resultado una vivienda compacta y funcional donde la optimización de la distribución, la contención de metros cuadrados y el uso estratégico de materiales de construcción resultaron claves para la optimización de costes.
Si algo llama la atención de esta vivienda es la naturalidad y sencillez como se presenta en el lugar. Y lo curioso de esto es que lejos de ser una decisión estética, fue principalmente económica. La decisión de usar hormigón visto en las fachadas nos permite aunar estructura + cerramiento + acabados en un único gesto con lo que se consigue controlar el coste total de la obra. El hormigón se deja visto en el interior también en todos aquellos puntos en los que no necesitamos emplear aislamiento. Por contra, el único crédito estético reside en el levantamiento de los petos de cubierta que permiten ocultar las máquinas de las diferentes instalaciones y placas solares sin que se vean desde la parcela.
Casa LiM organiza toda su actividad en 110m2 útiles distribuidos en una única planta a pie de terreno. Salón-comedor-cocina, dos dormitorios amplios, baño, dormitorio principal con vestidor y baño incorporado y cuarto de instalaciones y limpieza. Un interior bien acogedor e iluminado que se abre a una amplia terraza de 32m2 con un porche minimalista que permite crear una apacible zona de sombra en la que descansar, tomar la fresca o utilizar como comedor de verano.